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En 2024, el 28,8% de las personas de la UE mayores de 16 años con discapacidad (limitación de la actividad) corrían riesgo de pobreza o exclusión social, en comparación con el 17,9% de las personas sin discapacidad. Se observaron resultados similares para la tasa de riesgo de pobreza (20,7% frente al 14,2%), la tasa de privación material y social grave (10,4% frente al 4,7%) y la proporción de personas menores de 65 años que vivían en hogares con una intensidad laboral muy baja (18,4% frente al 5,5%). Esta última comparación refleja, al menos en parte, las mayores dificultades de acceso al mercado laboral que enfrentan las personas con discapacidad.
Ese mismo año, el 68,2% de las personas mayores de 16 años con discapacidad en la UE habrían estado en riesgo de pobreza si no se hubieran aplicado las transferencias sociales, es decir, prestaciones y subsidios sociales.
Pobreza en el trabajo
Las personas con discapacidad tienen más probabilidades de enfrentarse a la pobreza laboral que las personas sin discapacidad.
Independientemente de si las personas tienen o no discapacidad, tener empleo generalmente reduce el riesgo de pobreza. En 2024, el 8,2% de las personas empleadas en la UE mayores de 18 años se encontraban en riesgo de pobreza, mientras que la proporción era del 15,5% para todas las personas del mismo grupo de edad. Por lo tanto, el empleo reduce el riesgo de pobreza, pero no lo hace desaparecer. La tasa de riesgo de pobreza de las personas con empleo, es decir, el riesgo de pobreza entre las personas empleadas, es un indicador clave de la integración en el mercado laboral, en particular para las personas con discapacidad.
En la UE, el 9,7% de las personas empleadas con discapacidad estaban en riesgo de pobreza en 2024, mientras que esta tasa era del 8,0% entre las personas empleadas sin discapacidad.
La situación financiera de los hogares se ha convertido en un motivo de preocupación clave durante la crisis del coste de la vida. Un porcentaje cada vez mayor de personas en la UE, especialmente aquellas en situación de vulnerabilidad, tiene dificultades para pagar sus facturas de energía y alimentos. La relación entre la pobreza y la mala salud sugiere que la crisis del coste de la vida podría agravar las desigualdades sanitarias en toda la UE.
La imagen de la noticia refleja la tasa de riesgo de pobreza para personas de 16 años o más con una discapacidad (limitación de la actividad), antes y después de las transferencias sociales, 2024.
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